A mis amigos en Chile![]() Yo no soy un idiota, tampoco un iluso, menos un audaz ignorante. Porque no lo soy, jamás pretendería, como el Pierre Menard de Borges, escribir a partir de una hoja en blanco, sin copiar en absoluto, El Quijote de Cervantes, idéntico al de Cervantes, pero escrito hoy y por tanto con un significado completamente distinto. Tampoco, por no partir de una hoja en blanco empezaría con otra que dijera, por ejemplo:
«– Compadre, quiero cambiar porque esto ya lo escribió Federico García Lorca. Pero si quisiera escribir sobre una gitana que espera a su amado que lucha en la guerra fratricida, y vigila cada noche desde los barandales de su casa el camino, por donde habría de venir quien huye herido de la guardia civil, no lo haría, sino citaría el hermoso Romance sonámbulo al que pertenece el fragmento de más arriba. Algunos habrán de pensar que una obra nueva siempre ha de empezar con una hoja en blanco. Dirán también, que de no ser así, se habrá escrito una obra tributaria de la escrita por otro. Yo, sin embargo, debo decir que jamás escribo sobre la nada y a partir de ella. No existe tal hoja en blanco. Confieso que escribo sobre un teclado y en una pantalla a la que se podrá imputar blanca cuando comienzo un escrito, así como estuvo éste al empezar estas ideas que barajo. Pero sería mentir si digo que yo mismo estaba en blanco. Yo sabía qué escribir, cómo hacerlo, con qué intención, cómo sería el exordio que atrape al lector, como conduciría las ideas para expresar un argumento, incluso si por conveniencia oculto su sentido o lo eludo con pertinacia, de manera de sólo sugerirlo, para que mi eventual lector haga suyas las ideas que me interesa imbuir en él. Lo que hoy, ahora, a fin de cuentas quisiera decir, ya ha sido dicho y expresado de manera mucho más contundente que todo lo que mi pobre magín pueda crear. Nació en Berlín en mil ochocientos noventa y ocho, fue dramaturgo y poeta. En los inicios de mil novecientos treinta y tres, junto con asumir como Canciller Imperial, Hitler hace interrumpir la representación de su obra La toma de medidas y todos los involucrados son acusados de alta traición. Su autor, Bertolt Brecht, huye a Skovsbostrand, cerca de Svendborg, en Dinamarca. Sus libros son quemados por los Nacionalsocialistas. Brecht escribe algunas ideas que quisiera expresar, para recordar a mis amigos que se mueven hoy en mi país sin una conciencia clara de los sucesos, que es necesario reflexionar antes que se haga tarde. Dice Bertolt: «Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó. «Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó. «Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó. «Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó. «Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó. «Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde». Primero tiran piedras, en las noches rompen las vidrieras, incendian universidades, después ponen de rodillas a las instituciones, en seguida construyen un nuevo modelo y más. Yo ya no esperaré a que se haga tarde. ¡Quiero construir la paz!, ¡No quiero combatir al otro: Quiero hacerlo mi igual! Kepa Uriberri![]() |